lunes, 10 de mayo de 2010

La bola de madera, Pieza nº 5 de JIRONES


¿Por qué?
Todo este tiempo se lo habría estado preguntando, si tuviera vida.
Yo me lo pregunto por ella.

Estaba allí, en la estantería donde la colocaste cuando la salvaste de su abandono.

"¿Para qué la querrá?" Pensé. Ahora lo sé: para nada.


La abandonaste después, la dejaste en esa estantería tan desnuda.
Pero entonces, ¿por qué la recogiste? Fue un antojo.

Cambiaste el rumbo de su destino por un capricho momentáneo. Quizá estaba donde la encontraste porque era su camino, porque era donde debía estar para encontrarse con quien supiera cuidarla de verdad.

Donde la dejaste la encontré, y creí verme en ella. De repente sentí mucha pena y me emocioné, y como si de un gatito callejero se tratara, la cogí, la metí en mi bolso y me la traje. Creo que estoy perdiendo la cabeza...

De camino a casa le hablaba desde mi pensamiento, "ya pasó, ya pasó", mientras soportaba en mi hombro el quintal de su peso, que asumí como merecido castigo y penitencia, por haber dejado que me recogieras y me abandonaras.

Sentada en el Metro me preguntaba qué haría con ella, y me asusté al vislumbrar que quizá estaba haciendo lo mismo por lo que te culpo a ti. La tengo escondida en casa y pienso que descansa tranquila, que se cura de tu desplante y que su autoestima se recupera de tu golpe y de quién sabe cuántos más antes que el tuyo.

Sí, ya lo sé, debo estar perdiendo la cabeza.

2 comentarios:

  1. Lo prometido es deuda. Aquí la tienes. :)

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  2. soy aleandro
    curiosa persinificación, como te dije me encanta.
    tantas veces se cree que se está perdiendo la cabeza...
    besitos guapa!!

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