sábado, 4 de agosto de 2012

Razones


Nunca hablo de ti con ellos
por tres razones:

Porque tendría que inventar palabras nuevas
y aun así seguirían sin entenderme.

Porque ellos no verían las hadas,
ni los dragones,
ni escucharían siquiera una sola nota
del concierto de violines.

Y por encima de todo,
y sobre tanto,
porque me niego a que me descosan los ojos
a golpe de verdades de las que matan
y me arranquen a tiras esta locura
con la que me siento en paz y me conformo.

Son las mismas tres razones
por las que tampoco hablo de ti
nunca
contigo.

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