sábado, 5 de diciembre de 2015

Todo se mueve

No te agarres a nada.
Todo se mueve.

Alguien
             sopla
                      y vuela.

No presumas de tener.
No es tuyo. No te pertenece.
Un día pestañearás y no estará.
Y no sabrás si estuvo alguna vez.

No te busques en ningún espejo.
No estarás.

Porque todo se mueve
y algún día serás tú el que sople,
y el que vuele,
y al fin entenderás lo que te digo.
Fotaza de Christopher Campbell

domingo, 25 de octubre de 2015

Aleatorio



Luna gigante. Silenciamos el mundo. Vamos a contar banderas, tralará.

Una sorpresa. Dos. Tres. Rompiendo moldes.

París. Roma. Berlín. Parar en Copenhague y hacer foto de mí sobre una piedra, varada.

La peca que remata. Las caderas arnés. Nuestro reflejo.

Despertar y mirarte y sonreír.

Que todo tenga sentido, menos nosotros.

“Cállate”.

Perder el equilibrio. Perder  la apuesta. (Nunca decir “basta”.)

Perder  los nervios. La cuenta. La razón.

“Escribe tú, si puedes”.

Helado en la nariz. “Hacía dos segundos que no pensaba en ti. Te echo de menos.”

Muchos ojos. Muchos labios. Mucha piel. “A qué hora llegas.”

Hay un romano fumando en mi terraza. “Ahórrate la ducha. Ven aquí.”

Aguantarse las ganas. Pedir de contrabando un “bésame”.

La  foto en que no sales. Otras en las que sí. Lo que dejamos de hacer para querernos.

Tú deshaciendo mis nudos. Yo prometiendo no atarme jamás a nada.

Vivir debajo del muérdago y hacer lo propio. Y lo impropio también. Hacerlo todo.

Las piernas que dan abrazos. Los brazos que dan cobijo. “Mira, un río.”

Dos cordones. Un cordón. Sólo es un truco.

Un payaso de marte que daba la vuelta al mundo en taxi, y nos dio envidia.

Nadie me para los soles como tú.

El post it que yo no vi. Tú en mi nevera.

Cuarenta y ocho horas sin lechuga.

Doscientas cincuenta malditas canciones de amor.

Agosto nos llora. Ya se termina.

Voz que no sale. Palabras que no están.

Dos que se han hinchado a amar. Una estación que mira.

Empezar juntos el camino de vuelta. Deshacerlo yo sola. Ser tan de nadie.

El último “Te loqui, amor” que no te dije.

“No voy a llorar”.

Cuéntame más…


viernes, 25 de septiembre de 2015

Todo al rojo.

A veces pasa. No suele avisar.

Cuando menos te lo esperas, te enamoras.

Te despiertas y ahí estás. 
Delante de la ruleta, con toda la gente atenta a lo que decidas,
y una voz que dice firme: “su turno”.

Y te la juegas.

Y te lo juegas todo.
Todo al rojo,
(que es el color de la pasión, y tal...
un poco porque el negro da como mal fario).

Y no recuerdas desde cuándo tiemblas, o suspiras,
ni desde cuándo tienes esa sonrisa tonta,
que a más de uno le habría gustado borrar.

Pero ahí estás. Ya lo has dicho.
No puedes salir corriendo, ni desdecirte.
No. No va contigo.
Y lo peor es que ni siquiera de lejos te arrepientes.

Dentro de ti una voz
(que ahogarías de saber de dónde viene)
se descojona y grita “¡Verás qué golpe…!”
y tú tragas saliva.

Luego piensas en su cara
y ella vuelve,
(la sonrisa más estúpida del mundo),
y con ella por montera le respondes:

“Cierra la boca, imbécil. Vivir es esto.”




sábado, 5 de septiembre de 2015

Me pasa

Me pasa que no sé lo que me pasa.
Y que me gusta.

Me pasa que tengo feliz el corazón, 
con la inocencia de quien no se hace preguntas 
ni repasa en el último minuto las respuestas. 

Como quien olvidó todo lo aprendido. 
Incluso el miedo.

Me pasa que sonrío. Y que te pienso. 
Y que el cuerpo me está diciendo cosas 
que le escucho con rubor y con colores.

Me pasa que ahora miro el calendario,
y que mi puerta, que no me reconoce, 
me pide santo y seña y no se fía.

Me pasa, probablemente, que tengo la razón de los que pierden, y que aun así te espero.

Me pasa que sé que voy a contratiempo. Y que aun así te espero.

Me pasa que ya no recordaba que estas cosas pasan. Y estoy viéndolas venir. Y no me importa.

Me pasa que no sé lo que me pasa.
Y que me gustas.

Y que te agradezco.


miércoles, 19 de agosto de 2015

Y se formó la gozadera...

Lo prometido es deuda. Este post es vuestro, como es de todos vosotros cada una de mis letras, y esta historia.

Esta historia que empieza hace un año, cuando mi amiga Ana Áboli de Confeti en los Bolsillos me avisa de que en la Televisión Educativa y Cultural Iberoamericana buscaban candidatos para "El poema de la semana"; cuando me da por escribir (nada que perder) y conozco a Noelia, y me voy a grabar un poema elegido rápidamente (a mi madre le gustaban más otros, ahí lo dejo...), con un equipo que lo hizo todo fácil y divertido.

Vídeo de "Sintigo" para ATEI en YouTube
 

Algún tiempo después se publica el vídeo, y unos meses más tarde, cuando ya ni me acordaba, lo emiten al otro lado del charco y empiezan a llegarme preciosos mensajes, primero de Ecuador, después de Méjico... a través de FacebookTwitter y YouTube, en los que me decís cosas tannnnnnnnn bonitas!!!!

A los que me dais las gracias, deciros que las gracias os las tengo que dar yo a vosotros por bienvenirme.

A los que me decís que mis letras os han hecho llorar, os diré (lo siento) que me encanta.

A los que me decís que os gusta lo que escribo, os diré que la belleza está en los ojos del que mira. ¡Viva la sensibilidad y la capacidad de emocionarse!



A Fernando, que viajó a Madrid desde Méjico y se llevó firmados un par de libros de rima libre escritos con mucho corazón... decirle que  le estoy inmensamente agradecida (y no debe ser al revés) por dejarse erizar la piel, reírse y emocionarme al describir las sensaciones de alguno de mis poemas como yo misma los sentí al escribirlos (tu descripción de "Quédate" no la olvidaré en la vida, amigo).

Y gracias por los dulces mejicanos... (Oh my God...)

Mis GRACIAS más sentidas a cada personita linda de Latinoamérica que dedica un minuto de sus vidas a escribirme, comentarme, compartirme y mandarme tanto cariño en forma de letra.






Con el permiso de Fernando, os quiero dedicar esta preciosa puesta de sol que Madrid nos regaló ayer, y que también me quedo para mí como recuerdo de un ratito que difícilmente olvidaré.

Tan bonito como lo que me hacéis sentir. :)








domingo, 16 de agosto de 2015

Love the way


“Hoy quiero confesar que estoy enamorada”. (Como la Pantoja).
En una semana me he enamorado de la palabra “camino”,
del Camino,
de Santiago,
de Galicia
y de sus colores (#muyverdetodo).
 

 

Me he enamorado de cómo sabe,
de cómo huele,
de su rocío,
de su chirimiri y de su niebla.
 
Me he enamorado de Kairós (qué ganas te tenía, amigo).
 
Me he enamorado de la gente que he conocido allí (y a la que tengo que agradecer tanto), y de quien venía conmigo (de ese amor bonito de verdad, del que querrías comprar si se vendiera).
Me he enamorado de todo lo que he aprendido, de lo que he reído, de lo que he llorado (y todo ha sido mucho, ciertamente), y del silencio;
Del peso que he descargado, del que no ha podido ser (y me lo traigo de vuelta) y de tanto nuevo que llena sin pesar.
 
Me he enamorado hasta de mí;
de mi pequeñez, 
de mis años,
de todas mis sinrazones 
y mis vacíos,
y del trocito de infinito que llevo dentro.
 
Ni en mis mejores sueños imaginé esta experiencia como la he vivido.
Sin duda, este viaje es "el viaje".

 


Definitivamente, el universo tiene un plan.
 
Y como alguien me dijo (aparte de "brócoli esferificado"):
“El camino no acaba. El conjuro no existe”.
 
LOVE THE WAY.
Ultreia. Et suseia.
 
 

 

lunes, 27 de julio de 2015

El premio más bonito del mundo



Hoy no me bajo de mi nube. Se me consienta. Sólo hoy. Hoy sigo sin creerme que todo lo que hemos vivido este mes, termina. Que paran los ensayos, que ya no habrá que preparar el escenario, ni calentar la voz, ni pegar saltos, ni cambiarle la letra a las canciones...

Hoy ya os echo de menos, porque sin vosotros no habría sido posible, porque habéis acariciado el texto, echado esfuerzo, horas, paciencia y ganas, y porque me habéis enseñado mucho más de lo que creéis.

Si tengo que ponerle un adjetivo a esta experiencia, ése es "imperfectible".

Ayer me dieron el premio a la mejor interpretación femenina del Festival Expreso en la Escuela de Creación Escénica por "Perfectibles". Aún no me lo creo (todavía lloro, no os creáis...). Decir que estoy FELIZ se queda corto.

Pero mi premio, el premio más bonito del mundo, es el mes que me habéis regalado de forma tan entregada, generosa y desinteresada, vosotros tres: Elena Cedillo, Fran Naranjo y Ángel Robledillo. Gracias por dejarme cumplir este sueño. Ahora habrá que ir a por el siguiente, ¿no?


Desde mi nube, también quiero decir que estoy enamorada de esta escuela, de sus directores, de su amor absoluto hacia la profesión, la enseñanza y, sobre todo, las personas, y que espero que me hagan y vean crecer muchos años más.

Y por último, no sé cómo agradeceros a vosotros, a los incondicionales, a los que me meta en la locura que me meta, venís a acompañarme, a animarme, a arroparme y a cuidarme como no sé si merezco. Me hacéis la vida más amable, y no sé si se puede hacer por alguien, algo más bonito que eso. ¡¡¡Os  quiero!!! "Como la mera al mero" :D

martes, 21 de julio de 2015

"Perfectibles"

¿Qué falta cuando se tiene todo? ¿Cuánto es suficiente? “Perfectibles” (capaces de perfeccionarse o ser perfeccionados) es un enredo de conflictos existenciales en plena “era de la abundancia”, una carrera hacia la autorrealización que se corre sin moverse del sitio en la que el amor se revela como piedra angular de una insatisfacción vital en la que cuesta no reconocerse.



¡Hola a todos!

Mañana estreno locura (una de ésas que le dan sentido a la vida, si no, de qué...).

Y es que ese textito que escribí hace unos meses y que empezó siendo un microteatro y terminó durando media hora con tres actos... ve mañana la luz, de la mano de Elena Cedillo, Fran Naranjo, y servidora, acogida por el Festival Expreso que organiza la Escuela de Creación Escénica.

Tengo tanto lío que no siento los nervios. Sólo el agradecimiento de unos fantásticos compañeros con mucho amor al arte (y menos mal...), y una maravillosa escuela en la que todo lo cocinan con mucho corazón.

Mañana me estreno en muchas cosas.

Y ojalá me queden millones de cosas es las que estrenarme, porque de eso es de lo que me voy a acordar  "cuando sea una ancianita, con su garrotita... y su Tena Lady... y su Kukident". Y si no, me lo recordáis vosotros. :p

Si os dejáis pillar desprevenidos, estaremos encantados de sorprenderos.

Más info aquí:"Perfectibles" en el Festival Expreso

PD: Debo un post a Latinoamérica, que os lo habéis ganado estas últimas semanas. :)

domingo, 28 de junio de 2015

"Tenemos miedo" en YouTube

Nuevo vídeo en el canal!

"Tenemos miedo" en la "Fiesta de pijamas"
(18 de octubre de 2014 en la Sala Arte&Desmayo).

Espero que os guste, amores!!

Pincha aquí para ver el vídeo



sábado, 7 de marzo de 2015

Páralo.

Pusieron el mundo a nuestros pies, sí, a golpe de mercadillo. Y le cogimos el gusto.

Nos vendieron el éxito.

Y lo compramos. Nos vendieron las cuentas bancarias, la lista de Forbes, los horarios, la productividad, los beneficios que son siempre de otros, los “megusta”, los focos, los flashes y los fans, las carreras que se estudian sin haberlas elegido, los trabajos de los que saldríamos corriendo si no hubiera que hacer horas extras para pagar la casa (porque nos vendieron que no es suficiente vivir en una, hay que comprarla y que así puedan llamarnos “propietarios”); las competiciones y los pódiums, las marchas al galope hacia no se sabe dónde, las prisas por llegar allí de donde nadie ha vuelto. Vivo.

Nos vendieron la religión

y la compramos. Nos vendieron los pecados y los mandamientos, el castigo y el miedo, el cielo y el infierno, el “obedece y pórtate bien” (o sea, como yo te diga), los intermediarios de lo infinito, la represión de los instintos naturales (y con esto compramos las frustraciones, los traumas, las inseguridades, las neurosis, y medio millar de “-patías” que iban en el lote). Amén.

Nos vendieron la belleza a medida,

y compramos todas y cada una de las formas de medir la belleza: los centímetros, las tallas, las arrugas, las canas, los “así quién te va a querer”, y los “ni se te ocurra preguntarte si te quieres tú, siquiera un poco”. El espejo en los otros, los manuales que dicen cómo es lo perfecto (porque sólo perfectos empezamos a ser suficientes), las adicciones a cualquier excusa para no merecer lo que queremos, la ansiedad, la estima de lo ajeno y el valor de lo visible. Porque lo demás, a quién le importa…

Nos vendieron el tiempo,

y en 2x1 compramos el pasado y el futuro. Compramos los segundos y los relojes, el “es la hora, toca ya”, y el “no, no toca todavía, espérate”. Compramos el esfuerzo, el sacrificio, el “mañana, al fin, será otro día”, y el “tú sigue luchando”, el buscar, el perseguir, las metas, los finales y el “ya queda menos”, las lágrimas, el sudor, la sangre, la palabra “tarde” y todas, absolutamente todas las preguntas que terminamos respondiendo (sobre todo por darnos una tregua) “ya verás cómo al final vale la pena”.

Nos vendieron el amor…

y ¡lo compramos! ¡Compramos el amor, he dicho! ¿¿No es de locos?? Compramos al de enfrente, la dependencia, el apego, la inseguridad, los celos, la posesión, el chantaje emocional, el “sin ti muero” y el “yo sin ti no soy”, el reproche, la guerra y su “todo vale”, la inmadurez, la resistencia, la falta de aceptación de realidades, y todas aquellas cosas que dejan de ser amor cuando se compran, y cuando no empiezan por uno mismo.

Y comprando todo el lote, te llevabas el regalo. Adivina: la FELICIDAD.

Como si nos la tuvieran que dar o hubiera que ganarla, como si no la lleváramos ya dentro cada uno, como si la tuya no fuera un poco la mía y viceversa.

Como si después de comprar todas esas cosas, quedara alguien en su sano juicio para ser feliz…

Pues allá que fuimos con todo el equipo, e hicimos cola para comprárnoslo todo, como si no fuera a quedar nada al día siguiente. Y si para comprarlo tuvimos que vendernos, eso hicimos: Vendimos la sonrisa, el silencio y la palabra, los vítores, la opinión, los votos y los sueños. Y vendimos el cuerpo, vendimos el alma, cabeza y corazón. Vendimos todas las verdades. Y cuando no llegaron los ahorros, nos hipotecamos, y vivimos desde entonces pagando a plazos una escritura de compraventa de felicidad con intereses, junto con las tarifas del psiquiatra o de cualquier terapeuta que por un módico precio nos confirme lo que de un tiempo a esta parte andábamos sospechando: 

“ESTAMOS EQUIVOCADOS. NOS ENGAÑARON. LA VIDA ES OTRA COSA”.

Deja de venderte. Deja de comprarte. Ha llegado el momento de hacer algo con todo este timo.

Páralo.

Párate.

Para ti, la vida.





viernes, 27 de febrero de 2015

Hasta que tu personaje se haga niebla

Reflexión reflexiva (que refleja o reflecta) sobre las personas humanas (exclúyase una parte) y sus propias proyecciones sobre sí mismos.

(La chulada de gemelos es de gemelosmania.com, por cierto!)

                               ...

Pensé que estabas hablando conmigo,
pero sólo te estabas respondiendo.

Cuarenta cuarenta. Iguales. Miro y aplaudo.
Y callo el “bravo” porque algo me dice
que no viene al caso y estará mal visto,
que me mirará la gente y …no,
aquí el prota eres tú.
(O tú. Ambos, quizás).

Silenciaré por un tiempo las alarmas,
los timbres que me contaban que estabas.
Pensando en mí.

Hasta que tu personaje se haga niebla
y seas entonces nada
que en nada se sostenga;
que cuando alguien me pregunte, pueda decir
"no sé a quién te refieres,
de quién estás hablando,
no creo que pueda decir que le conozca”.

Hasta que seas muy nada, y a nada sepas,
(como si hubiera sabido a qué sabías).

Y mientras callo el “bravo” y te haces niebla
me pregunto
qué habrías dado por parecértele un poco,
por tener sus agallas, su no-miedo,
su verdad, su valor y su discurso.
Por habértelo creído, qué habrías pagado.

¿A quién se aplaude cuando alguien aplaude?
¿Al actor o al personaje? ¿En qué medida?

Al que arranca los vítores, los aplausos
hasta que las manos empiezan a doler
y no compensa, ya, seguir aplaudiendo;
Entonces la gente se pone los abrigos,
vuelve a sus casas,
y a nadie le importa que te hayan faltado,
que necesites más,
dejarte a medias…

Mientras tu personaje se hace niebla,
y tú haces nada, 
voy recogiendo el abrigo.
Se ha hecho tarde.

“¡Bravo! ¡Bravo!”, callo sin parar.
Os dejo solos.



domingo, 8 de febrero de 2015

Poema a mi felpudo.

Este poema va de mi felpudo,
experto en bienvenirte,
y de este timbre
que no da tiempo a tocar antes de abrirte
la puerta sobre la que también va este poema;
 
El mismo que va de añadirle al “Anda, pasa”
“Negociemos qué nos rompemos esta vez”.
 
Este poema va de persianas bajadas
para que nadie nos cuente las horas
ni dejar pasar la luz que nos alumbre
tamaña insensatez.
 
Pero, por si no está quedando claro, te diré
que este poema va, por encima de todo, de reírse,
de mirarse y callarse lo mejor,
de sudar y reírse de nuevo mientras nos contamos
las mentiras de siempre de otra manera
sin dejar de reírnos,
tan conscientes
que deja de ser locura, mala idea,
que deja de ser pecado ni castigo,
que si existiera, lo llamáramos destino.
 
Porque este poema va…
Pero sobre todo, vuelve.
 
Así, en imperativo.
 
(Y nos reímos.)