sábado, 16 de abril de 2016

Naufragio

Un recuerdo al abordaje
me devuelve mar adentro.

Lejos,
las tablas que prometen salvación
y orillas que no paran de moverse.

No me arrastras, pero voy.

Me hago la muerta intentando flotar.
Se me da tan bien que me entran ganas
de ofrecerme a mí misma
mis propias condolencias.

Nada.
Ni Wilson
ni un triste tiburón
con el que entretenerme.

Sólo sed.
Una sed canalla,
majadera,
hija de la gran Medusa,
que no encuentra socorro
en medio
de este mar.



Fotografía de Ruslan Shtefan

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