domingo, 25 de octubre de 2015

Aleatorio



Luna gigante. Silenciamos el mundo. Vamos a contar banderas, tralará.

Una sorpresa. Dos. Tres. Rompiendo moldes.

París. Roma. Berlín. Parar en Copenhague y hacer foto de mí sobre una piedra, varada.

La peca que remata. Las caderas arnés. Nuestro reflejo.

Despertar y mirarte y sonreír.

Que todo tenga sentido, menos nosotros.

“Cállate”.

Perder el equilibrio. Perder  la apuesta. (Nunca decir “basta”.)

Perder  los nervios. La cuenta. La razón.

“Escribe tú, si puedes”.

Helado en la nariz. “Hacía dos segundos que no pensaba en ti. Te echo de menos.”

Muchos ojos. Muchos labios. Mucha piel. “A qué hora llegas.”

Hay un romano fumando en mi terraza. “Ahórrate la ducha. Ven aquí.”

Aguantarse las ganas. Pedir de contrabando un “bésame”.

La  foto en que no sales. Otras en las que sí. Lo que dejamos de hacer para querernos.

Tú deshaciendo mis nudos. Yo prometiendo no atarme jamás a nada.

Vivir debajo del muérdago y hacer lo propio. Y lo impropio también. Hacerlo todo.

Las piernas que dan abrazos. Los brazos que dan cobijo. “Mira, un río.”

Dos cordones. Un cordón. Sólo es un truco.

Un payaso de marte que daba la vuelta al mundo en taxi, y nos dio envidia.

Nadie me para los soles como tú.

El post it que yo no vi. Tú en mi nevera.

Cuarenta y ocho horas sin lechuga.

Doscientas cincuenta malditas canciones de amor.

Agosto nos llora. Ya se termina.

Voz que no sale. Palabras que no están.

Dos que se han hinchado a amar. Una estación que mira.

Empezar juntos el camino de vuelta. Deshacerlo yo sola. Ser tan de nadie.

El último “Te loqui, amor” que no te dije.

“No voy a llorar”.

Cuéntame más…