Vienes y vas,
y yo me quedo en el medio,
en la "y" griega,
mirando distraída tu paso acompasado
de un lado a otro,
pero nunca terminas llegando a ningún sitio.
Desperezo mis ojos,
algo cansados por el tiempo,
y me parece verte desapareciendo en la distancia.
Volverás.
Y encontrarás mis ojos más cansados cada vez,
debatiéndose entre un recuerdo al que prefieren no tocar
y tú, que a ratos tanto te le pareces,
aunque menos por momentos.
Vienes y vas.
Te vas.
Y yo me quedo quieta en la "y" griega
porque ya apenas me importa que no vuelvas.