lunes, 14 de junio de 2010

De pensarte (Pieza nº 43 de "JIRONES")


Si despiertas más deslucido cada día,
no te tortures más.
Es culpa mía.

De pensarte con ganas de tenerte.
De curarme el dedo del replay.
De imaginarme contigo a cada instante.

De soñarte hasta lograr que no destiñas
De recordarte por luchar contra el olvido.

De pensarte me agoto,
me quedo sin armadura y sin espada,

vulnerable, débil, desvalida,
proclive a que me hieras sin estar.

Por no estar y por pensarte,
te traigo, con cuidado, a mi salón
sin que te enteres.

Poco a poco...
Poro a poro...
Por momentos...

Y allí donde estés
te desluces, asombrado, y se te nota.

Te robo tus colores,
tus sentidos,
el aire que respiras,
tus latidos.

Si despiertas más deslucido esta mañana,
si transparentas,
no busques más razones.

De pensarte,
ya casi estás entero,
brillante, vivo,
en mi salón.


domingo, 13 de junio de 2010

La vieja


Cuando te apareces me transformo.

Me convierto en esa anciana que habla de su infancia con media sonrisa usada y ojos descascarillados, como quien mira al pasado desde un ventanuco enano y ha de forzar la vista para ver.

Ella sabe que la historia es menos cierta
cada vez que la cuenta, más lejana, más líquida, hasta convertirse en irreal.

Sabe que quizá lo que cuenta no fue así ni parecido,
no pasó de esa manera, si es que pasó siquiera.
Sin darse cuenta lo adorna y se lo inventa.
Sin apenas esfuerzo se lo cree
y si se lo pides te lo jura.

Así, cuando te apareces en mis ojos viejos,
cuento una historia que no es la nuestra
y hago oídos sordos a la verdad que me grita sin permiso
que tú no eres aquel...
que yo estoy loca...


viernes, 11 de junio de 2010

Soltando lastre


Peso pesado, toneladas de arena llenaban sus bolsillos clavándola a la tierra.

Imanes que no hacen posible el movimiento.

Viento en dictadura que marcaba su rumbo.

Se escapaba la elección, el derecho a voto con o sin firma. Sólo un guión repetido sin descanso.

Pero aquella mañana cambió su suerte, con la paz del que ni "ha" ni debe, porque apenas tiene nada que perder.

Se deshizo de recuerdos, de los teléfonos sin nombre y de los besos que seguían aún pegados a sus labios, quemando como quemaban.

Soltó lastres, vació sus bolsillos, desató los nudos sin mirarlos, para evitar tentaciones (tardó días).

Sólo quería caminar, probar a girar sobre sí misma, sobre sí... sola...

Pero cuando desató el último nudo sus pies se separaron del suelo lentamente.

Miró atónita la tierra, más lejana cada vez mientras se elevaba sin control.

Agitó los brazos buscando dónde agarrarse, cambiando un miedo por otro...
(ni una rama...)

Alguien la vio dar patadas al aire mientras se alejaba,
como un globo,
volando para perderse

sobre sí misma...
sobre sí... sola

(sin tener dónde agarrarse... ni una rama...)