Diluvia,
y yo soy sólo sirena
de ombligo para arriba.
Cuánto persigo las marejadillas
para ser tan torpe…
Abro la boca bajo el agua
para pedirte que me salves,
pero no vienes
ni me salvas
ni me sale una sola palabra
mientras el agua me inunda los pulmones.
Quién tuviera branquias
en lugar de estas alas
que aquí abajo no sirven para nada...
que aquí abajo no sirven para nada...
Y yo quiero decirte
“¡sálvame, amor,
sálvame!”
pero no puedo.
Y tú vendrás a buscarme
cuando sea demasiado tarde
y quede sólo un cuerpo de sirena
(o medio cuerpo
de sirena para ser exactos)
de sirena para ser exactos)
y como siempre,
te darás por satisfecho.