Vete aquí teñido en estas tintas
del caudaloso y vano río de mi pluma,
confundido con otros,
con todos los mortales
que no le hacen a tu nombre justicia.
Vete y reconócete, esculpido en letras,
tan negro todo, sobre fondo blanco,
despojado el color de los matices,
diciendo tanto nada las palabras.
Vete aquí y ódiame en esta venganza
por traducirte a versos,
banalizado en versos que no valen,
que importarán igual de poco o nada
que lo que importaremos nosotros,
todos,
todos,
el día siguiente al último día.
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