(La chulada de gemelos es de gemelosmania.com, por cierto!)
...
Pensé que estabas hablando conmigo,
pero sólo te estabas respondiendo.
Cuarenta cuarenta. Iguales. Miro y aplaudo.
Y callo el “bravo” porque algo me dice
que no viene al caso y estará mal visto,que me mirará la gente y …no,
aquí el prota eres tú.
(O tú. Ambos, quizás).
Silenciaré por un tiempo las alarmas,
los timbres que me contaban que estabas.
Pensando en mí.
Hasta que tu personaje se haga niebla
y seas entonces nadaque en nada se sostenga;
que cuando alguien me pregunte, pueda decir
"no sé a quién te refieres,
de quién estás hablando,
no creo que pueda decir que le conozca”.
Hasta que seas muy nada, y a nada sepas,
(como si hubiera sabido a qué sabías).
Y mientras callo el “bravo” y te haces niebla
me preguntoqué habrías dado por parecértele un poco,
por tener sus agallas, su no-miedo,
su verdad, su valor y su discurso.
Por habértelo creído, qué habrías pagado.
¿A quién se aplaude cuando alguien aplaude?
¿Al actor o al personaje? ¿En qué medida?
Al que arranca los vítores, los aplausos
hasta que las manos empiezan a doler y no compensa, ya, seguir aplaudiendo;
Entonces la gente se pone los abrigos,
vuelve a sus casas,
y a nadie le importa que te hayan faltado,
que necesites más,
dejarte a medias…
Mientras tu personaje se hace niebla,
y tú haces nada,
voy recogiendo el abrigo. y tú haces nada,
Se ha hecho tarde.
“¡Bravo! ¡Bravo!”, callo sin parar.
Os dejo solos.