jueves, 31 de enero de 2013

Muerte al dragón


He visto a un dragón morir
entre mis manos.

Dejó de respirar y de escupir
su llama
atronadora
sin resistirse.

Se dejó ir.
Hacía tiempo ya que lo esperaba.

Decidió no mirarme,
cerró los ojos
para no reprocharme
que había fallado
yo,
que prometí cuidarle
toda la vida.

Ayer maté a un dragón.
Lo estrangulé
con estas mismas manos
que le pidieron más
y luego más
y nunca recibieron suficiente.

Me fui a la cama exhausta
(no se mata a un dragón todos los días).

Pero hoy al despertar
he tropezado
con un cascarón gigante
que latía
a los pies de mi conciencia,
donde no alcanzo.

No podía ser tan fácil…

Vuelvo a dejarlo todo
(que cada vez es menos)
por cuidarle.

No puedo no entregarme.
Me necesita.

Sólo depende de mí
que viva
o no.

domingo, 27 de enero de 2013

Nos sobra la ciudad


A puerta cerrada
campo de minas.
Dos cuerpos sin esquinas.
Sábado.
Invierno.

Al ritmo del temblor de un par de bultos
una persiana golpea los cristales
avisando: “temporal”,
menos dos grados.

(No se detiene ninguno
a buscarle otro sentido
a la palabra).

Todo ahí fuera sigue como siempre,
y todo, curiosamente,
está de más.

Menos dos:
recuento de habitantes.

Que no cuenten con nosotros.

Esta noche-paraguas,
sábado,
invierno,
nos sobra la ciudad.

domingo, 20 de enero de 2013

No es nada personal


Si te digo que conozco tu cuerpo antes de desnudarlo,
si adivino cómo me besarías mientras me haces el amor,
si te miro y sé cómo querrás matarme, y dónde y cuándo,
no te sorprendas.
No es nada personal.

Perdóname si no hago crecer la hierba tras tus pasos,
si no espero que te quites el disfraz de bandolero.
Déjatelo puesto. Te queda bien.

Adivino sin afán que albergas
la esperanza de ganarme y acabar conmigo,
pero has de saber que no eres el primero.
No has de esforzarte,
vengo ya muerta de casa.

Siento decepcionarte.
Discúlpame.

Me mataron muchos antes,
mucho antes
de que tú siquiera aparecieras.

No te sientas culpable
ni te disculpes.
No eres tú
ni tampoco es por ti.

Soy sólo yo.

Es todo y
no es nada
                        personal.

viernes, 18 de enero de 2013

Pasaporte caducado


Rota la hucha
cuento todo lo que tengo
y es lo justo
para pagar el peaje de tu boca.

Un cinturón anuncia la frontera.
Caducado en mi pecho un pasaporte
que hace siglos que no ve sitios distintos.

Intento imaginar el resto de mi vida como un prófugo
preso de un nuevo recuerdo triste: el tuyo.

Me toca el turno, delante la barrera.
El agente me mira. Silencio. Dudo.
Piso el acelerador y me la juego.

Oigo sonar la sirena.

Estoy perdido.



jueves, 17 de enero de 2013

Hazme callar


Abrígame la cara con las manos
y hazme callar.

Que sea un acto de piedad
el que nos salve
de mentirnos
y decepcionarnos.

lunes, 14 de enero de 2013

Nos ha perdonado el tiempo


Nos ha perdonado el tiempo.
Nos disculpa.
Ya nos pasa la vida de forma diferente.

Nos ha perdonado,
por fin,
el tiempo
y lo ha hecho a base de olvidarse de nosotros.

Ya llega de nuevo el aire
al fondo de los pulmones
y ha vuelto el pulso a su sitio,
muertos los sueños,
enterrada viva la esperanza.

Nos ha perdonado el tiempo
ahora que sabe que ya nadie guarda un “vuelve”.

La vida no nos absuelve
pero al menos,
hoy,
el tiempo nos perdona.

sábado, 12 de enero de 2013

Cáscaras


Cáscaras de cuerpos,
de mentes,
de corazones.

Vientres vacíos,
días-cáscara,
palabras cascarones.

Cuántas cosas en la vida
(hay vidas-cáscara, también)
ocupan tiempo o espacio
y están huecas…