A puerta cerrada
campo de minas.
Dos cuerpos sin esquinas.
Sábado.
Invierno.
Al ritmo del temblor de un par de bultos
una persiana golpea los cristales
avisando: “temporal”,
menos dos grados.
(No se detiene ninguno
a buscarle otro sentido
a la palabra).
Todo ahí fuera sigue como siempre,
y todo, curiosamente,
está de más.
Menos dos:
recuento de habitantes.
Que no cuenten con nosotros.
Esta noche-paraguas,
sábado,
invierno,
nos sobra la ciudad.
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