Los recuerdos no nos sobreviven.
Se irán con nosotros, aunque nos hayamos creído dioses dándoles vida propia.
Se esfumarán, como si nunca hubieran existido.
Importantes o no, se desvanecerán todos a una, y ya nadie sabrá, a nadie conmoverán, no importarán ya nunca.
¿Alguien sabe si hay gravedad después de la muerte?
("Paranoia paranoide", Sarita, como si te estuviera oyendo…)
Albacea soy de mis recuerdos.
Custodio, vigilo y velo
las pruebas que te declaran culpable
de haberte importado algo,
alguna vez.
Lástima que sean huérfanas de padre,
que nadie vaya a reclamarlas
cuando yo falte,
y que, tristemente, sólo se sostengan
porque entre los que fuimos tú y yo
la gravedad no existe...