Desde que no me besas no me encuentro.
A veces mi miran raro, ¿se me nota?
"Es que ya no me besa, mire usted".
Se me quejan los labios cada día,
y de protestas e insultos
me llenan el buzón,
que se desborda.
Me amenaza mi vientre, que ya no tiembla
cuando le hace el amor otro distinto.
¿Qué queréis que os diga? ¿Cómo?
De sindicato improvisa el corazón,
que a ultranza me defiende, por suerte mía.
En guerra abierta, sin tregua,
se me rebela, hostil, el cuerpo entero.
Campo triste de batalla
en carne viva,
todos contra todos,
muriéndose matando mis entrañas.
El enemigo tengo en casa propia.
Qué desorden, qué desastre, qué exterminio...
¡Bandera blanca! ¡Soltad las armas!
¡Dejad de arrinconarme, desleales!
Qué más quisiera yo que me besara...