viernes, 25 de septiembre de 2015

Todo al rojo.

A veces pasa. No suele avisar.

Cuando menos te lo esperas, te enamoras.

Te despiertas y ahí estás. 
Delante de la ruleta, con toda la gente atenta a lo que decidas,
y una voz que dice firme: “su turno”.

Y te la juegas.

Y te lo juegas todo.
Todo al rojo,
(que es el color de la pasión, y tal...
un poco porque el negro da como mal fario).

Y no recuerdas desde cuándo tiemblas, o suspiras,
ni desde cuándo tienes esa sonrisa tonta,
que a más de uno le habría gustado borrar.

Pero ahí estás. Ya lo has dicho.
No puedes salir corriendo, ni desdecirte.
No. No va contigo.
Y lo peor es que ni siquiera de lejos te arrepientes.

Dentro de ti una voz
(que ahogarías de saber de dónde viene)
se descojona y grita “¡Verás qué golpe…!”
y tú tragas saliva.

Luego piensas en su cara
y ella vuelve,
(la sonrisa más estúpida del mundo),
y con ella por montera le respondes:

“Cierra la boca, imbécil. Vivir es esto.”




sábado, 5 de septiembre de 2015

Me pasa

Me pasa que no sé lo que me pasa.
Y que me gusta.

Me pasa que tengo feliz el corazón, 
con la inocencia de quien no se hace preguntas 
ni repasa en el último minuto las respuestas. 

Como quien olvidó todo lo aprendido. 
Incluso el miedo.

Me pasa que sonrío. Y que te pienso. 
Y que el cuerpo me está diciendo cosas 
que le escucho con rubor y con colores.

Me pasa que ahora miro el calendario,
y que mi puerta, que no me reconoce, 
me pide santo y seña y no se fía.

Me pasa, probablemente, que tengo la razón de los que pierden, y que aun así te espero.

Me pasa que sé que voy a contratiempo. Y que aun así te espero.

Me pasa que ya no recordaba que estas cosas pasan. Y estoy viéndolas venir. Y no me importa.

Me pasa que no sé lo que me pasa.
Y que me gustas.

Y que te agradezco.