miércoles, 29 de febrero de 2012

Recital SINTIGO en El Búho Real

 
¿Cómo te imaginas un recital de poesía?

Pincha en la imagen y sorpréndete... o mejor, acompáñame el próximo 13 de marzo a las 19:30 horas en El Búho Real, calle Regueros 5 de Madrid, y compruébalo en persona.

Si quieres ver tu pieza favorita representada sólo tienes que escribir tu comentario.

¡Empieza la cuenta atrás!

martes, 28 de febrero de 2012

Lo más difícil


Eliges hacerme daño
cuando tienes la ocasión.

Puedes elegir y eliges:
hacerme daño.


Será porque no te dejo indiferente;
porque no estar a la altura es complicado.
Saberte la mitad de la mitad de la mitad
(con diferencia)
de lo que yo te supongo o te supuse
no ha de ser fácil, imagino.

Hay quien te vio insultarme o intentarlo.
Pero yo te vi mirándome a los ojos,
boca abierta, pensativo.
Te vi queriendo entender lo que jamás entendiste,
intuyendo apenas que todas aquellas letras
en realidad no fueron escritas para ti.
No ha de ser fácil, imagino,
hacer de ti sin serlo.

Mantener la distancia justa y cuidar del viento
para que no se te rebele el peluquín.
Mirarme desde lejos,
y cerrar la boca cuando hay gente
para que nadie sepa.
Nada fácil, nada. Puedo suponerlo.

Pero lo que más complicado me parece
es que, pudiendo elegir, elijas:
hacerme daño
(cuando tienes la ocasión)
y callar que a ti también te duele
y que quisieras
haber sabido ser ése al que yo vi…

Importarte así,
como te importé siempre
(como te importo)
ha de ser lo más difícil,
sin dudarlo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Relativo


Cuán relativo es todo en este mundo.

Lo que me hace llorar, lo que te importo, lo que significa la factura de la luz.

Repasa tus prioridades cuando el cuerpo te pide a gritos un “uve ce”. Qué simpleza, ¿no es cierto?

¿Cierto? ¿Qué?

Lo que sientes ahora, nada más.

Ahora ya no; me refería a antes, a cuando estabas leyendo el párrafo anterior. Ahora puede que te importe ya otra cosa.

Relativo es importarse demasiado (que ocurre simplemente con importarse más de un poco) cuando alguien te recuerda que existen las puestas de sol y los amaneceres.

Qué relativo. Qué hermosa, universal y aplastantemente relativo.

Como lo que yo te importo. O lo que me importas tú.

relativo, va.
(Del lat. relatīvus).
1. adj. Que guarda relación con alguien o con algo.
2. adj. Que no es absoluto.
3. adj. No mucho, en poca cantidad o intensidad.
4. adj. Discutible, susceptible de ser puesto en cuestión.

martes, 21 de febrero de 2012

Amarte


.


Como abrazar mercurio.
Así es amar
(o amarte, al menos).

Buscar una lagartija
entre las grietas de las piedras.

Contar sin perder la cuenta
los adoquines que separan nuestras casas.


Como llamar a tu puerta sin saber si estás o no.

Como pedirte perdón por si aún hay tiempo
o intentar adivinar qué estás pensando.

Temer amarte es
amarte ya.

Desasosiego.

Sin nada a lo que agarrarme,
sin remedio;
haciendo equilibrios torpe
mientras te miro a lo ojos
y me digo:

“Mejor no mirar abajo.
Atrás tampoco”.

viernes, 17 de febrero de 2012

No se quedan contigo


No se quedan contigo,
ni se van.
Están ahí,
tirando a ratos de tu falda
cuando les azuza el hambre.
 
Comen y callan.
Y se van un rato
para volver después,
mas no se quedan.

Uno, y otro, y luego más.
Pasan a saludar
y a ver qué hay hoy en la cocina,
por si apetece.

Pero a quedarse, no.
A quedarse nunca.
Ninguno.

No se quedan contigo
y duermes sola.

jueves, 16 de febrero de 2012


Tú.

Tú y esas ramas,
y tú, también,
Tú sobre todo.

Tú y esos lugares que devoro con los ojos
donde cada rincón cuenta una historia,
y también tú.

Tú y un cactus acertado
que vive ajeno a lo nuestro, a la intemperie,
y que va a sobrevivirnos a los dos.

Tú. Y una nana, también,
y un hombre negro.

Tú y cien portales vacíos
que ya no esperan a nadie,
y una bola del mundo de un “Todo a un euro”
que da vueltas,
y tú,
que estás parado.

Bukowski y tú.
Y el secreto de la pasta,
y la mariposa que escapó
y el búfalo que fue a buscarla,
y tú, también.

Tú y un árbol seco al fondo.
Pero en primer plano, tú.

Tú sobre todo.

Paracetamol y mucha agua


Qué cansado resulta echar de menos.

“Paracetamol y mucha agua” (vale para casi todo) en esos días que guardan un luto extraño hasta que por fin llega el olvido.

Llega. Y cuando llega, separa, y se agradece.

Separa las canciones de los recuerdos;
Y los lugares de los recuerdos;
Y la puerta de tu casa de su cara;
Y tu cama de su cuerpo.
Y tu teléfono móvil de su nombre;
Y los sueños de los recuerdos también (porque hasta lo que soñabas que pasaría y no pasó, lo recuerdas como si hubiera pasado);
Y los recuerdos de los recuerdos mismos, para que no se mezclen entre sí y se reproduzcan.

Y se lleva (el olvido) pensamientos:
El de “a él no se lo habría tenido que explicar”,
y el de “él lo habría adivinado a la primera”,
y el de “nadie lo hace como él”…
Hasta que al final se lleva el de “le echo tanto de menos”, que es para lo que ha venido, al fin y al cabo.

Y entonces se pasa, (el echar de menos), como siempre. Qué llevará el paracetamol…

Y vuelves a mezclarte con la gente.
Al principio duele un poco (son las agujetas del amor) y luego te vas soltando.

Cuando piensas que hace días que él ya no te echa de menos, terminas de soltarte (o te esfuerzas más por conseguirlo) y buscas marabuntas de gente entre la que perderte y confundirte.

Y toda la gente es poca, porque están todos, menos él.
Por eso quisieras tú no estar tampoco.

Y le pides al olvido el libro de reclamaciones.
Y a la farmacia.
Y al Canal de Isabel II (por si la culpa es del agua).

Y te resignas.
Y piensas que él te habría dicho:
“No te preocupes. Se te pasará".

martes, 14 de febrero de 2012

Erre que erre

Reconozco que esta pieza ha sido escrita a traición, porque me has hecho llorar y mucho, y ser feliz, y volver a llorar.

Así que espero que te pases un buen rato llorando tú también, para empatar. ;D

Para ti, mi primer amigo.




Hoy me has vuelto a regalar
otro mapa del tesoro
con piruletas rojas por chinchetas,
y puntos kilométricos por pistas
que muestran cómo llegar a un rincón
(ahí, al fondo a la derecha)
donde escondiste una vez nuestro columpio;

Aquel columpio gastado
con forma de caballito, y
tus ganas de columpiarme
para que vea
qué bonito se ve el mundo desde allí.

Siempre me dejas creer
que me sientan bien las riendas
(callas,
guardas para ti tu verdad y tu pena)
y me columpias.
Y me sigues columpiando
porque ni sabes parar ni quieres.
Porque si no hubiéramos tenido que crecer,
me seguirías columpiando a estas alturas,
caballo va,
caballo viene.

“¿Te has fijado?
¿Pero te has fijado de verdad? Mira,
mira qué bonito es todo desde allí,
Y mírate tú. Qué guapa.
¿Por qué siempre estás tan guapa?
Mírate”.

Y yo te miro también,
y también callo,
porque yo también me tengo pena
y también lo disimulo.

Porque sé (y sabes que sé)
que tú siempre lo has sabido.

Y aun así,
incansable, tú,
erre que erre,
me esperas con tu columpio y
tus ganas de columpiarme
ahí, al fondo a la derecha,
en un rincón.

lunes, 13 de febrero de 2012

Feliz San Valentín, ajironad@s!


Mil vueltas.

Son las que le he dado a este post, que se ha convertido en una especie de auto-análisis, de examen, de prueba de evolución.

Y este año he aprendido tantas cosas, que no sé cómo hilarlas entre sí.

He aprendido que no necesito cosas que creí necesitar;

que los recuerdos no se reciclan, y es mejor deshacerse de ellos cuando dejan de servir;

que la palabra "no" significa sencillamente "no";

que la seguridad como pose puede hacerte aún más vulnerable;

que tengo miedo y que no es malo;

que yo soy yo y lo que algunas personas sacan de mí (y esto es absolutamente maravilloso);

que mi estado natural es la felicidad, incluso sola (tendríais que verme por casa...);

que la obsesión y el auto-engaño no son amor, que son enfermedad;

que cuando dije "estoy preparada", estaba equivocada;

que soy mucho más complicada que algunas personas, lo cual no significa necesariamente que sea complicada;

que si yo pongo la magia, a cambio me gustaría que aprendieras a nadar *;

que sigo sin saber medir (y presumo de ello después de levantarme cada vez);

que el que da más, gana más que el que más recibe;

que cada uno, a su manera, lo hace lo mejor que puede;

que todo lo que pasa, a la larga, es lo mejor que puede pasar;

que para seguir adelante, antes hay que perdonar y perdonarse

y que tengo millones de razones por las que dar las gracias.


Y tú, ¿qué has aprendido este año?


Quereos, cuidaos y compartíos.

Hoy, mañana, pasado mañana y al otro.

Feliz San Valentín.

(*)Aprender a nadar



domingo, 12 de febrero de 2012

Enamorarte


Me habría gustado enamorarte,
y hacerlo de una forma diferente,
muy lejana de aquellas otras mil veces
(que en mi opinión son ninguna)
que dijiste haber estado enamorado.

Habría querido tener más tiempo
y enseñarte con calma el mundo nuevo
que apenas tuve ocasión de presentarte;
y que lo hubieras querido para ti,
de forma irracional,
incontrolable,
doliendo casi.

Quisiera haberte mirado más,
mil años más,
y sonriendo.

Me habría gustado seguir conociendo más de mí
desde tus ojos,
y reír más veces contigo,
y quererte,
y decir en voz alta "qué bonito".

Hubiera preferido empezar de otra manera,
y acabar también de otra manera,
o no acabar.

Me habría gustado mucho ser distinta,
enamorarte,
pero no pudo ser.

"La mil y una".

miércoles, 8 de febrero de 2012

Presentación de SINTIGO: "Quédate"



Como sabéis, el pasado 21 de enero presentamos "Sintigo" al mundo, mi segundo poemario, y tuve la suerte, el honor y el placer de contar con amigos fantásticos que además son magníficos profesionales: Alejandro Milohnoja, Julián Bozzo, Albert Anguela y Andoni Larrabeiti.

Fue una tarde ESPECIAL, en la que todos nos emocionamos, reímos y disfrutamos de lo lindo, con un montón de momentos mágicos de los que sólo pasan una vez.

Desde aquí mi agradecimiento a los músicos, al bailarín, a los colaboradores desde el backstage y por supuesto, a todos los que nos acompañasteis con tanto calorcito.

Os dejo "Quédate" y ya sabéis... quedáos conmigo.



"Quédate" en YouTube, Presentación SINTIGO 21-1-2012



Fotografía de Pollobarba Fótógrafo.

Vídeo de Felipe Ródenas.


lunes, 6 de febrero de 2012

Abajo


Tú, abajo, también.
Como ellos.
Como todos los que vinieron antes que tú.

Espero que lo aprovecharas,
que mereciera la pena
llegar a donde llegaste,
tú, que arañaste más fuerte
que la inmensa mayoría
(presume ahora, es lo que toca,
en el fondo no eres tan distinto).
Tú, abajo, también.

Como ellos.
Como todos los que vinieron antes que tú.
Con una forma distinta de doler
mas pasajera, también,
igual que el resto.

De tus restos me deshago;
de tu olor.
De los minutos contados.

Buscaré un aire distinto
para mi risa sin miedo.

Abajo, tú.

Y yo me doy pena otra vez,
una vez más.
Me auto-canso.
Me auto-aburro.
Aunque no más de lo que me aburres tú ahora
o me aburren ellos,
todos los que vinieron a robarme antes de ti.

Yo pensaba que tú, arriba.
Pero no.