A pesar de los años,
de las distancias y los malentendidos;
A pesar de las heridas cerradas
y las ganas abiertas,
de los días perdidos
y los segundos en que cantamos victoria;
A pesar de tanta guerra sin sentido
y de tanto sentido enfermo de locura,
herido de muerte;
A pesar de tanta letra suelta
y tanto bozal
para evitar morirnos por la boca;
A pesar de los cumplidos,
los insultos,
las verdades calladas
y las mentiras a medias;
A pesar de lo fácil que parece
y lo imposible que resulta.
A pesar de las sábanas
en las que tentamos a la suerte
y de todo lo que nos arrojamos a la cara
con más o menos puntería;
A pesar de los restos,
de tanta intensidad desperdiciada,
de haber sido Adán y Eva
y no darnos cuenta
porque nadie nos lo dijo;
A pesar de las ganas de odiarse
y de intentarlo,
de querer pensar que fuimos reyes;
A pesar de engañarnos creyendo
que por ser distinto era importante;
A pesar, incluso, de nosotros,
(puede que contra nosotros
y sin nosotros, también…)
todo está perfecto como está.