Advertencia. Esta
pieza lleva grandes dosis de protesta, autocrítica y tocapelotismo, que pueden herir (seguramente hieran) gravemente tu
sensibilidad. Si padeces de intolerancia, conformismo o consideras que, como escuché ayer,“el amor es muy bonito y todo eso, pero…”, deja de leer aquí. No digas que
no te lo avisé.
“Nos gana. Nos sigue ganando la batalla el puto miedo. Le sigue partiendo al amor la boca.
Nos siguen faltando los cojones de hacernos las preguntas
más difíciles y permitirnos doler para sanarnos. Llorarlo todo. Pasar por esa parte tan jodida de entender lo que somos y por
qué, lo que heredamos, lo que nos enseñaron, los patrones que reproducimos y lo que pudimos elegir.
Romper las piezas y armar un nuevo puzle.
Nos falta bajar al suelo, quitarnos la venda, mirarnos en un
espejo y reconocernos, querernos antes de que lo hagan otros, conectar con el
centro, con la madre Tierra, con la Humanidad en toda su extensión. Nos falta
llamar “emocionales” en lugar de “mentales” a la mayoría de los trastornos. Nos
falta entender. Nos falta saber que merecemos amarnos sin condiciones y que igual
nos amen. Nos faltan caricias, sonrisas, carcajadas. Falta conciliación, camas
en hospitales, una buena ley electoral. Falta autoestima. Falta inversión en
investigación de enfermedades sin cura, trabajar
en prevención, prestar más atención a los mayores, enseñar con el ejemplo a nuestros
niños. Nos falta valentía, nos falta responsabilidad, voluntad de aprender, crecer,
seguir evolucionando (y que sea hacia delante). Nos falta perdonar, nos falta saber
escuchar con todo el cuerpo, cambiarnos los zapatos. Nos falta empatía, compasión,
aceptación. Nos falta meditar. Falta respeto y también falta respeto y eso que
termina en “peto” y empieza por “res”. Nos falta amor. Todo el amor nos falta.
Nos sobra ego, importancia, tres cuartos del armario, la
mitad del dinero, las marcas (de todo tipo), el apego. Nos sobra dependencia,
esclavitud. Nos sobra el machismo y nos sobra el feminismo (no me convenceréis, todo lo que nos divida es la misma mierda), nos sobra la culpa, todas las religiones, los escaparates
con maniquíes de la 36, el Tinder, el “ciudadanos y ciudadanas” y la paridad
que insulta cualquier inteligencia. Nos sobra corrupción (y a los políticos
también). Sobran los aforamientos, las puertas giratorias, los sueldos
vitalicios, los funcionarios, el glutamato monosódico, el maltrato de animales
para nuestro disfrute lúdico o culinario, los médicos sin alma, los profesores
sin vocación, los títulos nobiliarios, Telecinco, la envidia, las zancadillas, los
juicios y los prejuicios. Sobran las armas. Nos sobra la segunda mejilla, y la
primera. No habrían de hacer falta. Me sobra
la fiesta del orgullo gay, los “colectivos”, las etiquetas y hasta la petición de tolerancia. ¿Cómo...? ¿Cómo
podría el amor necesitar que se le tolerara? El amor es, el amor se vive, se disfruta,
se aplaude, se celebra y se comparte. No hay combinación incorrecta cuando uno ama.
Cómo resumirlo… A la Humanidad
le falta humanidad.
Nos sobran tragaperras y nos falta viajar.
Nos sobran Pokemons y nos faltan libros. Toneladas.
Nos sobran precios y nos faltan valores.
Sobra porno y falta sexo.
Sobran abogados y falta justicia.
Sobran normas y falta sentido común.
Sobran anuncios y faltan dibujantes.
Sobran razones y falta intuición.
Sobran selfies de ombligos y falta terapia.
Sobra ruido y faltan cómodos silencios.
Sobra ruido y faltan cómodos silencios.
Sobran zoos y faltan selvas.
Sobran vicios. Faltan hobbies.
Sobra pánico a morir y faltan ganas de aprovechar esta bendita vida.
Sobra luchar en contra de la guerra y falta trabajar a favor de la
paz.
Sobramos poetas y faltamos amantes.
Existe otro camino. Son cuatro letras, y al revés lees Roma.
Lo único que falta es el amor.
Échale huevos, venga. Ten los cojones de cambiarlo todo.
Que hoy sea el día: Ama. Ama de verdad.”
-Me digo a mí misma todas las mañanas-.
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