Es una suerte que llegue un momento de tu vida, da igual la edad que tengas, en que te hagas preguntas, y desde lo más profundo de tu ser, quieras saber.
Es una suerte (repito, es importante), que te preguntes quién eres, qué cosa, si eres más de lo que te enseñaron, si tienes algo que decir.
Suerte es pararte, frenar en seco, poner todas las cartas sobre la mesa sin joker; mirarte en el espejo y enfrentarte a ti, a lo que eres, a tus virtudes, a todos tus defectos, a todo lo que puedes llegar a ser sólo con soltar lastre.
Es una suerte llegar a ese momento que marca un antes y un después en tu vida, en tu crecimiento personal,en tu compromiso para contigo mismo.
Es una suerte poder con todo eso, con todo tú, con toda tu basura y por encima de todo, con todo lo que brilla en ti, todo aquello de lo que eres capaz.
La vida está esperando ese momento (ésa es la clave): que te aceptes y te quieras, sólo eso, y que entiendas que te espera un largo camino de trabajo, de aprender a quererte mejor para abrirte un nuevo mundo de oportunidades.
En ese momento, cuando sabes quién eres, lo que eres, lo que puedes llegar a ser, eres capaz de ver lo que otros han visto antes que tú; puedes apreciar a los que te quieren por tu esencia, los que saben de lo bueno y también de lo malo. Esa conexión tan íntima, que "es" porque tenía que ser y que está mas allá de las circunstancias. Eso, amigos, que no tiene precio.
Porque lo que tenemos vale infinitamente más que lo que nos falta, y si aún no lo ves, quizá tengas que volver a leer este texto desde el principio, porque lo veas o no, tú también lo tienes.
Hoy me siento afortunada, hoy la vida me sonríe por compartir lo que soy con personitas que se atreven a compartir lo que son.Y ¿sabes una cosa? Que creo (perdóname si me equivoco o si no me explico) que el amor es esto.
Que no se nos olvide.
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