viernes, 18 de diciembre de 2009

Silencios


Hay silencios de almíbar y silencios de espino.

Hay silencios decorados con miradas villanas, ardientes, y silencios que callan orgullosos.

Hay silencios vacíos de nada y silencios llenos de nada, de "nosotros", de gente extraña.

Hay silencios que aguardan sin prisa durmiendo en baúles cerrados, y silencios que corren y se estiran hasta que rompen.

Hay silencios transparentes y silencios pintados de colores, chillones siempre.

Hay silencios que se escurren, goteando por los vasos de una mesa de "a dos" donde se cierran los ojos y los labios. Nada que decirse. Nada.

Hay silencios que retumban, silencios de metal que habitan en casas que no consiguen aprender a ser hogares.

Algunos silencios calman y otros desesperan.

Hay silencios que conectan y encadenan y otros que alejan y se pierden en despedidas rancias, tristes, amarillas.

Hay silencios que pesan y otros livianos.

Hay silencios caros, muy caros, de los que uno apenas puede permitirse.

Hay silencios blanditos y otros duros como piedras.

Hay silencios sublimes, perfectos, imposibles.

Hay silencios con eco, económicos, rentables: ahorrar o invertir siempre antes que perder.

Hay silencios silenciosos,
y el eco repite "sos", "s.o.s.", pero no siempre,
porque hay silencios que piden a gritos que se les salve...
y otros simplemente prefieren suicidarse... sin hacer ruido.


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