…13, 14, 15, 16, 17, 18, 19 … ¡y 20!
(Jugamos. Tú te escondes y yo te busco).
A ver, a ver… Puedes estar… ¡en mis zapatos!
Ah, pues no…
Pensemos, pues, dónde caben tus ganas…
¡Ya sé! ¡En mi sombrero!
Ummm... pues tampoco.
¡Tras las cortinas!
Vaya, ¡qué bien lo has hecho esta vez, que no te encuentro!
¡Bajo la almohada! ¡En el hueco de mi axila! ¡En el cesto de la ropa! ¡En el cajón del pan!
Diantres, amado mío, qué escondite debiste descubrir que exhausta me tienes.
Déjame coger aire.
Lista. Allá voy, una vez más.
¡Entre las hojas del catálogo de moda! ¡Tras las manecillas del reloj!
¡En mi memoria! ¡Entre mis dedos!
Me rindo, amor; agotada, sin aliento, revuelta la casa de esquina a esquina.
(Vaya, debí dejarme abierta esta ventana. Con razón se me helaba la ilusión desde hace rato).
Sal, amor. ¡AMOR!
Que yo te espero aquí. Rendida.
¡Amor!
(Caray, qué frío).
Amor...
¡Amor!
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