martes, 29 de diciembre de 2009

Tiempo




Ya no quedan "tics... tacs" en las ciudades.
Sólo "túes" y "yoes" por donde piso.

"Tú... yo... tú... yo", cantan las manecillas segunderas, porque desaparecieron las primeras tras bailar un agarrado en plena pista.


"Tú... yo... tú... yo...".

Sin campanas, sin cuco, sin baterías,
sin sol que nos regale la sombra de la hora,
ni gravedad que empuje grano de arena alguno.
Sin culpables...

"Tú... yo... tú... yo" alternos, constantes, infinitos.

Sólo el pulso nos mantiene, y ya es bastante.
"Bip tú... bip yo", una y mil veces.

Cuestión de un corazón que aguanta y late:
"Bum-bum bip tú... bum-bum bip yo",
paralelos, inconexos, imposibles.

Te adelantas. Me adelanto. No nos vemos.
Tú me ganas. Yo te gano. No hay mañana.

¿Quién demonios se ha llevado los "tic tac" de mis relojes?

"Tú... yo... tú... yo... tú... yo...." cada segundo,
el tiempo que nos quede.


miércoles, 23 de diciembre de 2009

"Sigues bailándome" de Estelle Talavela Baudet


He colgado tu ropa mojada
de la cuerda de mi patio.
La brisa mueve
tus brazos de camisa
como un hombre enfadado
o a punto de ganar algo grandioso.

Hincha tus pantalones
como lanzándote vestido al cielo
en gran pirueta.

Tus calcetines grandes sin zapatos,
cómodos tus pies en el aire.

Hace varios días se secaron tus ropas,
pero tu tela parece querer abrazarse
en volteretas
a mi cuerpo.

No me atrevo a doblarte,
a descolgarte de mi memoria.
Prefiero mirarte, desmembrado,
danzarín sin meta
en la cuerda de mi patio.

Quiero gritarte que pareces un pato sin agua
y reírme tontamente
de ti y tus movimientos sin legado

Así hoy sigues
bailándome
desde el fondo de mi patio.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sintigo


Sintigo vivo, supervivo, sobrevivo, por encima de las olas por no ahogarme; por debajo de la vida, mientras llegas.

Sintigo juego al escondite, al pilla pilla, con mí, con ti, pero sintigo.

Sintigo aprendo, me aprendo, me estudio y me memorizo para explicarte bien quién soy cuando me encuentres.

Sintigo me abanico las ganas apoyada en la ventana y me acaricio sin prisa simulando tu roce, "buenas noches".

Sintigo me preparo el desayuno y te pregunto "¿azúcar o sacarina?", como si no lo supiera a estas alturas.

Sintigo veo caer la nieve en las aceras y los granos de tiempo en mi reloj de arena.

Sintigo yo me quiero, yo me cuido.

Sintigo yo me llamo y me respondo "¿qué?", como si nada.

Sintigo soy, estoy, pero no quiero.

Sintigo sigo jugando al pilla pilla, pero siempre me gano... y me acostumbro.


domingo, 20 de diciembre de 2009

Cascabel, cascabelito...


Cascabel, cascabelito...
Lo colgaste de mi cuello, ¡qué bonito!

Qué contenta que me puse
con mi nuevo regalito,
por doquier amenizando
con mi clin, clin, clin... clinito.

"Esto es para no perderte".
Me dijiste muy bajito.
Y yo decidí quererte
más aún, otro poquito.

Clin, clin, clin,
clin, clin... clinito.

"Esto es para no perderte",
susurraste en mi oidito,
pero eso fue antes de ayer
y hoy te has ido, ¡qué prontito!

Olvidé colgarte yo un
cascabel, cascabelito
y te me perdiste tú
como aguja en pajarcito.

Por más que intento no puedo
deshacer este nudito
que enlazaste para atarme
por siempre el cascabelito.

Y ahora que quiero perderme
me persigue un sonidito.
Y ahora que quiero olvidarte
no puedo... clin, clin...clinito.


viernes, 18 de diciembre de 2009

Silencios


Hay silencios de almíbar y silencios de espino.

Hay silencios decorados con miradas villanas, ardientes, y silencios que callan orgullosos.

Hay silencios vacíos de nada y silencios llenos de nada, de "nosotros", de gente extraña.

Hay silencios que aguardan sin prisa durmiendo en baúles cerrados, y silencios que corren y se estiran hasta que rompen.

Hay silencios transparentes y silencios pintados de colores, chillones siempre.

Hay silencios que se escurren, goteando por los vasos de una mesa de "a dos" donde se cierran los ojos y los labios. Nada que decirse. Nada.

Hay silencios que retumban, silencios de metal que habitan en casas que no consiguen aprender a ser hogares.

Algunos silencios calman y otros desesperan.

Hay silencios que conectan y encadenan y otros que alejan y se pierden en despedidas rancias, tristes, amarillas.

Hay silencios que pesan y otros livianos.

Hay silencios caros, muy caros, de los que uno apenas puede permitirse.

Hay silencios blanditos y otros duros como piedras.

Hay silencios sublimes, perfectos, imposibles.

Hay silencios con eco, económicos, rentables: ahorrar o invertir siempre antes que perder.

Hay silencios silenciosos,
y el eco repite "sos", "s.o.s.", pero no siempre,
porque hay silencios que piden a gritos que se les salve...
y otros simplemente prefieren suicidarse... sin hacer ruido.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Miedo


No te disculpes. No es necesario.
El miedo se huele aunque lo escondas y repartas su peso en tus bolsillos.

No te culpo.
Sólo déjame mirar hacia otro lado, no saberlo, porque no lo entendería.

Sé bien que no me alcanzas, que crees que puedes conmigo, pero no.

Simulemos que no somos… o que sí…
Juguemos a ser mimos, clowns, actores, representemos un papel que es imposible con la inocencia sólo propia de los niños.
Finjamos que somos sólo personajes y estaremos siempre libres de pecado.
Hagamos de Peter Pan y Wendy en tu cuarto sin ventana.
Hoy toca limpieza general…
Sé que no sabes volar, mira y aprende.

Y dejamos los disfraces tirados sobre tu cama,
y terminamos exhaustos de un juego que nos agota,
y se mueren los sueños, o se acaban,
y te pueden las dudas, o te rindes.

Yo también te sorprendí mirando hacia otro lado, y no te culpo.
También a mí me pueden las dudas y me rindo.

Aquí estamos… (quizá no),
jadeando de cansancio, dando el juego por perdido,
colgados, constantes, silenciosos…

Quedan fuerzas para mirarse de frente y lo hacemos con el reto en las pupilas, sonriendo.

Nunca se nos dio bien darnos por vencidos,
aunque para seguir en esta guerra, nos queden más excusas que motivos.

Lo sabemos, la batalla está perdida,
pero lo nuestro siempre ha sido combatir.
Sí, será mejor mirar hacia otro lado,
y pensar que ya no somos… o que sí…

No te disculpes. No es necesario.
El miedo se huele aunque lo pintes de recuerdo.

"Si tú..." de Alejandro Arcos



Hoy me desperté pensando en ti,
pensando en cómo podías oler,
si tu piel era algodón o metal,
nieve o arena del desierto.

Si tus labios son caramelos o...

Si tus ojos son como el día,
o como la noche,
si en tus ojos aparecen gotas
de lluvia salada o sequia
si tu corazón está habitado o deshabitado.

Si tú...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Puntos suspensivos


Si los puntos suspensivos hablaran, quizá me contarían por qué tienes los ojos hechos piedra y la sonrisa velada.

Quizá me susurraran al oído lo que piensas y no dices, lo que dices y no sientes.

Si los puntos suspensivos hablaran por sí solos no tendría yo dónde esconderme, ni fuerzas para mirarme en otras piedras sin quebrarme.

Que sigan en suspenso nuestros puntos, porque no encuentro la forma de aprobarte.

Que sigan así, callados, por tu bien y por el mío, estos tan maltrechos puntos con los que suturo las heridas cuando se me abre algún recuerdo.

Que no se pronuncien nunca, que nos sigan dejando jugar a ser equilibristas, caminando sobre ellos de puntillas, calculando los riesgos de una caída estrepitosa. Mejor no mirar abajo. Atrás tampoco.

Que se sigan sucediendo, el uno detrás del otro, nuestros puntos suspensivos, escondiendo las verdades y las ganas hasta el infinito...
y aun después.

domingo, 29 de noviembre de 2009

¡Te pillé!


¡Te pillé! ¡Me estás leyendo!

Sí, tú, a ti te digo. Te estoy viendo.

Observo sin creer cómo te escondes tras los palos de las "eles" y las "tes", entre mis letras, que no alcanzan a cubrirte y sobresales.

Te agazapas y te asomas a mis "oes" con sigilo, las estiras y las abres con TUS MANOS espiando, creyendo no ser visto, pero ¡ay!, te estoy mirando...

Prefiero no descubrirte y girarme hacia otro lado, para no caer de nuevo en el error y equivocarme, confundirte otra vez con fantasmas o recuerdos, que aún me sacarían una cómplice sonrisa o una mirada de ésas que no gasto últimamente.

No quiero que tú me leas.
Que me lea tu fantasma me da miedo.
Que lo haga tu recuerdo no me importa, porque está bien colocado en el ayer.

Hoy me ha dado por pensarlo, imaginar. ¿Si me estuvieras leyendo...?

Ésa, esa sonrisa canalla es la que temo, por eso voy a hacer que no te veo y seguiré mirando hacia otro lado.

sábado, 28 de noviembre de 2009

El camino de baldosas amarillas


Amanece en mi ventana.

Desperezo mis ojos y abro con mimo el pestillo que de ti me separa, cristal a un lado, cristal al otro.

Lo de todas las mañanas. Un sol radiante, arcoiris, mi casa del revés y el camino interminable de baldosas amarillas.

Ni sombra de tu sombra.

¿Qué fuiste a buscar, amor?
¿Un cerebro, coraje, un corazón?

Se acabaron los favores. Se jubilan los magos y en esta generación no hay sustitutos. Se dieron al olvido, como las lavanderas, curtidores y el encaje de bolillos.

Se va perdiendo la esperanza y se decolora cada día un adoquín. Desaparecen. Piano desdentado colgado de la nada que sortear a golpes de suerte.

Tendrás que adivinar con tiento la senda que te traiga a mi casa del revés.

Me impaciento y disimulo.

Ni sombra de tu sombra en el camino de baldosas amarillas, hoy tampoco.

martes, 24 de noviembre de 2009

Noviembre


Paso de puntillas por noviembre, como hoguera de San Juan en pleno invierno.

Me esfuerzo por plantar el pie completo pero abrasa, quema, mata.

Intento hacerme la fuerte (o aparentarlo), pero termino corriendo, dando saltos, buscando en círculos la arena que me calme y que no encuentro.

Como los patitos de Comendador, me consuela pensar que los demás creerán ver saltos de alegría, y cuelgo de mi boca un collage viejo de una sonrisa que no es mía para que no se preocupen, pero quema...

Noviembre quema y yo duermo, duermo, duermo, duermo...

Paso por él de puntillas, aun sabiendo que diciembre no será mejor tampoco.

Duermo, duermo, duermo... y ruego...

Que me absorba el tiempo un par de meses.
Que pasen estas fiestas, el confeti, reyes magos...
Que no tenga que devolver ningún regalo el día 7, ningún día.

Que me salgan las cuentas esta vez, que no me falte ninguno y si me falta, que no me acuerde.
Que el próximo noviembre pueda pasar sin prisa y sin lutos por mi particular hoguera de San Juan.

Noviembre quema, me quema.
Lo paso de puntillas. Mis pies se abrasan.
Y yo duermo, duermo, duermo, duermo... para no tener que recordarte.


lunes, 23 de noviembre de 2009

Madriz con zeta


Adoro este Madriz con zeta, "apazionado".
Experto en escupir verdades a la cara en los espejos y hacer la vista gorda cuando me disfrazo para perderle la pista a esta sombra cansina que me persigue por doquier.

Caminar como un turista cada vez que paseo tus aceras, con la boca abierta y las ganas de grabar en mi retina tus rincones.

Nunca me importó que un atasco me abrazara en tu Gran Vía si suena en mi coche una canción de cantautor y descubro una gárgola nueva, un olvidado balcón de forja centenaria, una muchedumbre multicolor que arrastra su prisa a contratiempo interpretando personajes al azar, porque Madrid te deja ser lo que quieras cada día.

Me emocionan como si fueran mías las nuevas iniciativas de empresarios valientes que bautizan sus negocios sobre los adoquines de la capital: pequeñas tiendas de moda arriesgada, cafeterías con encanto y jazz de fondo, librerías que huelen a ayer y a soledad, escenarios en los que se regalan oportunidades y se envuelven los sueños en papel celofán.

Donde todo cabe, donde todos caben, cabemos. Donde todo se perdona si has sido capaz de aprender algo. Donde siempre aparece un chino de la nada vendiendo paraguas cuando te llueven las penas mezcladas con granizo.

Me gustan los rincones nuevos y los de siempre de este Madrid que hoy te aplaude, te silba y te corea, y mañana te repudia "¿quién te has creído que eres?".

Te quiero, Madrid, con tus plazas esquinadas, tu asfalto levantado y andamios esqueléticos, con tus mendigos licenciados ("¿Por qué me ignoras? Ayúdame") a los que aún les queda hueco en sus bolsillos descosidos para la risa ("Limosna para cerveza. Limosna para marihuana").

Te elijo, Madrid, con tus "noes" mayúsculos y tus "síes" susurrados.

Te siento y me emociono porque te descubro nuevo cada día.

Te agradezco que me acunes cada noche, que me enloquezcas y me calmes.

Te adoro (y te adoraré siempre), porque nací dentro de ti y no quiero morir en otro sitio, mi querido Madriz con zeta, "apazionado".


domingo, 15 de noviembre de 2009

Bienvenida, Pieza nº 1 de JIRONES


Bienvenidos.
Os presento mi cajita de recuerdos.
Hojalata pintada de “ojalá” y de
“bien estuvo, no te quejes”.

Habrá muchos que digan que sólo es aire.

Quien tenga ojos y no los use, dirá que está vacía.
Quien tenga manos y no sepa tocar, dirá lo mismo.
Quien tenga nariz y no distinga, dirá que huele a … lata.

Pero los demás sabemos que está llena, a rebosar, de recuerdos de todas las formas y colores, un poquito apretujados para que la caja cierre. ¡Si no imposible!

¿Recuerdas cuando me caí de la cama? Está aquí dentro.
¡¿Y cuando me besaste la mano?! También está.

Está tan llena que no cabe ni un recuerdo nuevo, ni uno solo.

Los que no entiendan de esto del amor, dirán burlones que tan sólo es cuestión de trasplantar estos recuerdos a una caja más grande. ¡Qué ignorancia!

Al elegir la caja (al conocerte), elegí su tamaño… y me lucí. Pero ahora sólo queda sacar pecho y asumir que tú para mí, eres esto y nada más.

Aunque se queda, que no es poco, mi cajita (tu recuerdo) haciéndome compañía los días tristes desde el armario de mi habitación sin vistas.

Hoy, aquí, os muestro con cariño el contenido de esta caja y de otras más. Ya sola en casa, me tocará espachurrar de nuevo estos recuerdos para que cierren bien las tapas, con esfuerzo.

Cargaré de vuelta estas cajitas y una más, la que compré para hoy. La elegí grande, que ya aprendí, y sois muchos e importantes, porque estáis.

Llenémosla juntos de recuerdos y “sentires”.
¿Estáis listos?

Bienvenidos de nuevo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Presentación de JIRONES


1 de noviembre de 2009.

Horas y horas de llamadas, puestas en común, ensayos, risas, lágrimas y mucho cariño, recibían su recompensa.
“Jirones", mi primer libro de poesía, veía la luz arropado de un equipo de primera (Andoni Larrabeiti, Silvia Arroyo, Anna Savelli, Nares Montero, Eva Sánchez, Patriccio Niccolai y Diego Montoto) y acogido calurosamente por un público que se entregó sin miedo a sentir.

Gracias a todos por hacer este sueño realidad.