miércoles, 16 de diciembre de 2009

Miedo


No te disculpes. No es necesario.
El miedo se huele aunque lo escondas y repartas su peso en tus bolsillos.

No te culpo.
Sólo déjame mirar hacia otro lado, no saberlo, porque no lo entendería.

Sé bien que no me alcanzas, que crees que puedes conmigo, pero no.

Simulemos que no somos… o que sí…
Juguemos a ser mimos, clowns, actores, representemos un papel que es imposible con la inocencia sólo propia de los niños.
Finjamos que somos sólo personajes y estaremos siempre libres de pecado.
Hagamos de Peter Pan y Wendy en tu cuarto sin ventana.
Hoy toca limpieza general…
Sé que no sabes volar, mira y aprende.

Y dejamos los disfraces tirados sobre tu cama,
y terminamos exhaustos de un juego que nos agota,
y se mueren los sueños, o se acaban,
y te pueden las dudas, o te rindes.

Yo también te sorprendí mirando hacia otro lado, y no te culpo.
También a mí me pueden las dudas y me rindo.

Aquí estamos… (quizá no),
jadeando de cansancio, dando el juego por perdido,
colgados, constantes, silenciosos…

Quedan fuerzas para mirarse de frente y lo hacemos con el reto en las pupilas, sonriendo.

Nunca se nos dio bien darnos por vencidos,
aunque para seguir en esta guerra, nos queden más excusas que motivos.

Lo sabemos, la batalla está perdida,
pero lo nuestro siempre ha sido combatir.
Sí, será mejor mirar hacia otro lado,
y pensar que ya no somos… o que sí…

No te disculpes. No es necesario.
El miedo se huele aunque lo pintes de recuerdo.

2 comentarios:

  1. genial...en serio, me ha encantado este poema junto con "Sintigo", enhorabuena por tu libro tb

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