miércoles, 20 de abril de 2016

Olor a eucalipto

Me llega olor a eucalipto
y te recuerdo.

No tiene sentido.
Es una estupidez.

En todos estos años
no tenemos un solo recuerdo
que tenga que ver con eucaliptos.
Creo que ni siquiera pronunciamos
nunca esa palabra.

Parece que hoy me sirve cualquier excusa
para recordarte
e imaginarme 
pidiéndote una camiseta en tu cuarto
y tumbándome en tu cama a leer un libro
mientras tú debates con tu ordenador.

Eso es lo importante:
poder girar la cabeza y verte.
Que estés.
Y que luego vengas
y el vaivén de tu respiración me haga de nana.
Sentirme “casa” en tus brazos,
a sabiendas de que aprietan por defecto.

Pero te escribo y me cuelgas.

Vaya…

No debe llegarte
el olor a eucalipto
desde aquí.




Fotografía de Yanko Peyankov


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